Mi muro, mi casa.

 

Imagen

 

Ya llevamos 10 años con Facebook y casi 8 con Twitter. Ya va siendo hora de que asumamos que tenemos una nueva forma de interacción entre las personas, y que, como toda forma de interacción, necesita de unas normas de convivencia que la hagan llevadera.

Sinceramente no sé a qué esperan los colegios para incluir, si no una asignatura, un módulo en el que se enseñe a los niños a comportarse en Facebook, Twitter o cualquier red social al menos que ellos lo hagan bien.

Mientras esto pasa (tarde como siempre, por culpa de los que tienen miedo de admitir que el mundo avanza a pesar de ellos), creo que ya no es excusa el hecho de que las redes sociales sean nuevas, ni el anonimato que te dan, para aplicar en ellas unas ciertas leyes de educación.

Y no es tan difícil si se aplica la lógica: Realmente todo lo que hay que hacer en una red social, y sobre todo lo que no hay que hacer, es obvio si simplemente establecemos la comparación con el mundo real teniendo en cuenta que, lo que hay detrás de los muros y perfiles de Facebook y Twitter también son personas.

Empieza por tener claro que mi muro, o mi Timeline son mi casa y que tu eres un visitante en ella lo mismo que yo en la tuya. Y entonces, una lista de normas a cumplir en casa ajena sale sola. Pongo algunas que se me ocurren:

1- No vienes a mi casa a decirme lo que está mal en ella ni a decirme lo que está mal en mí. Cuando llegues a tu casa podrás pe lo que quieras, en mi casa entras para ser amable para pasar un buen rato o no entres.

2- No vienes a mi casa a hablar de temas incómodos salvo que yo saque el tema, y en ese caso, me harás partícipe de tu disconformidad con argumentos, en un tono dialogante, reposado, argumentando, sin insultar, como dos personas que contrastan. Haz lo mismo en mi Timeline o en mi muro. Sólo en caso de que yo saque el tema (cosa poco probable) opina, diverge, dialoga. En tu casa/muro, usa el lenguaje que quieras y expón las ideas todo lo radicales que te de la gana. En mi casa no se grita.

7- No vas a casa de nadie que te caiga mal, que te irrite, que te desagrade. No entres en mi muro a decirme que te caigo mal. Yo no te he obligado a entrar.

3- Igual que a mi casa entra quien yo quiero, y echo de ella a quien no cumpla mis normas, debes aceptar que, al primer caso de mal comportamiento, te bloquee la entrada a mi casa. Entro en Twitter o en Facebook a pasar un buen rato, no eres quién para perturbar la paz de mi casa virtual.

4- No vienes a mi casa a enseñarme fotos de tu gato haciendo cosas graciosas, no traes tus juegos de la play para que juguemos a lo que tu quieras: No me etiquetes en fotos mierdas, desagradables, por lo mismo que no me enseñas el culo, no me pidas que juegue a tus juegos. No hagas pis en mi muro, no traigas tu mierda a mi salón.

5- Igual que nos reímos de la gente que te ve entrar en casa mojado y te pregunta: «¿Está lloviendo?»…  Es de mala educación preguntar cualquier cosa que uno mismo pueda encontrar en Google. Cuesta lo mismo hacer la búsqueda que poner el tuit y se ahorra una molestia a la otra persona, que tendrá que hacer la búsqueda por ti para responderte.

6- A la hora de opinar a favor sobre algo que he dicho, las redes sociales dan varias opciones: el botón de Me Gusta, el Retuit, el Fav… Existen opciones educadas para manifestar si no te gusta lo que pongo: No poner nada o, en caso extremo, bloquearme tú a mí. No es una opción venir a mi casa a decirme lo que tengo que opinar ni lo que opinas de mí..

 

¿Veis? Se caen por su propio peso. Básicamente: Antes de entrar en mis casas virtuales, a las que estás invitado, por supuesto, preocúpate de venir meado, cagado, duchado y, sobre todo recién masturbado.