Imaginemos que un experto en estructuras va un domingo con su familia a un parque acuático. Por mucho que intente dejarse llevar, estoy seguro de que no podrá evitar mirar a esos toboganes altísimos que chupan personas, las deslizan por un intestino retorcido y veloz y los expulsan a una piscina de la que salen despeinados y dando pasos de pato. Este señor se tirará pensando en qué ángulo tienen los giros para ser frenéticos sin ser bruscos, en cada cuantos metros se establece una zona valle para recuperar el impulso final y en cuánto debe durar la atracción para resultar divertida y no agobiante.
Hay varios tipos de crítica y son incompatibles. La crítica especializada es aquella que hace alguien que tiene una información y unos estudios sobre el tema superior a la media. El crítico especializado es aquel capaz de contrastar su opinión con otros referentes, capaz de analizar un guión, un montaje, unos enfoques, unos referentes…
La otra crítica es la del público en general. En este caso la crítica se convierte en pura piel, el público en general no tiene por qué tener ese tipo de cuidado. Puede dejarse llevar por la película en sí sin necesidad de justificar su opinión más allá de «me lo he pasado bien» o «No me lo he pasado bien». Eso hacen y hacen bien.
Últimamente se ha abierto una especie de guerra entre estas dos maneras de disfrutar una película. Hace unos meses con Batman V Superman y ahora con Suicide Squad los fans han levantado sus armas de 160 Caracteres contra los críticos que no estaban diciendo lo que ellos pensaban.
Estas protestas son justificadas en un tipo de críticos, desgraciadamente muy frecuentes, que son un anacronismo con piernas que no se ha dado cuenta de que el cine, el consumo audiovisual ha cambiado y siguen enviando unas críticas que huelen a tippex y a redacción de periódico de las de antes, con gente con tirantes y jefes que fuman un puro.
Es especialmente sangrante este desfase en las películas de superhéroes y de cine fantástico. Películas que llevan al cine a gente que no es fan del cine y que requieren ser analizadas por el crítico usando nuevos tipos de referentes que el crítico no tiene: El cómic, las series, la literatura fantástica… El crítico que quiere analizar estas películas con propiedad, debe hacer un esfuerzo de informarse de temas que desconoce, así que la mayoría opta por simplemente despreciar estas películas diciendo que no son cine y volviéndose a poner un ciclo de Hitchcock mientras escupe tabaco y masculla: Esto sí que es cine.
Por otro lado el público ha conocido el poder de la opinión pública. Le ha cogido el gusto hacer su crítica (fundada o no) de cualquier cosa y recibir su colecta de Likes o Dislikes y cada vez entiende menos que haya opiniones más consideradas que la suya, y más válidas.
Porque hay también buenos críticos que han hecho sus deberes y aplican sus conocimientos del cine anterior sumándole su conocimiento adquirido de estas nuevas formas. Y estos sí son mejores que la opinión meramente fan, duela o no.
Los fans salen de Suicide Squad como los hijos del señor del principio. Pensando que se han reído, han gritado, han sentido vértigo. Dando por bueno el viaje sin plantearse si habría podido ser mejor.
El señor se baja del tobogán pensando que el principio es demasiado precipitado, que hay una zona algo aburrida a la mitad, que algunos giros son demasiado bruscos y despistan. Ha disfrutado pero también ha visto los fallos.
Los dos tienen razón, porque los dos han usado el mismo objeto pero buscando cosas diferentes. Uno para saber más sobre algo que le apasiona, otros para descargar adrenalina.
Y ahora va lo de mi opinión sobre Suicide Squad pero quería dejar claro que, el hecho de que no pienses como yo no implica que no tengamos los dos razón, ni que hayamos visto películas distintas, simplemente hemos mirado en lugares diferentes.
Hay muy pocas cosas de esta película que me gusten. Pero las que me gustan, me gustan mucho.
Me gusta, por supuesto, ese callado homenaje a Doce del Patíbulo comandado por un Lee Marvin (Viola Davis) desalmado y práctico.
Me gusta ver crecer al Universo DC y sentir el placer de esas historias que se van entrelazando entre películas como llevo años gozando las de Marvel.
Me gusta ese Deadshot de la presentación en la que le vemos aplicar su «poder» con chulería.
Me gusta esa Harley Quinn que se devora la película en cada intervención las sonrisas de loca, las miradas perdidas la existencia nihilista, el personaje al que le da lo mismo ocho que ochenta y, precisamente por eso, es el que demuestra coherencia en una película en la que los personajes más «cabales» toman decisiones que en ella son enloquecidas y en los demás directamente estúpidas.
A lo mejor nos tenemos que acostumbrar a estos guiones de Warner llenos de inconsistencias. Después de Batman V Superman llega esta peli que, como la anterior, esta llena de «porquesís» de «justoahoras» y de «mevienebiens» (es que lo de «Deus Ex Maquina» está muy sobado ya).
Si en la otra peli nadie nos explicaba por qué Superman tiene en frecuencia a Lois para escuchar si se ha metido en un lío pero no tiene a su madre a la que Luthor rapta sin que Clark se entere de ello, en esta esas cosas ocurren constantemente, tanto que parece ya más un estilo que un error.
Probablemente tengamos que acostumbrarnos a que el «modo Warner» va a priorizar lo visual a explicarnos paso a paso una historia lógica. Aquí los malos de la función se crean por una magia que nadie nos explica y desarrollan un afán destructivo que surge de la lógica de: «Porque son malos». Es una opción, pero yo al menos necesito acostumbrarme a ello.
No me gusta ese Joker que simplemente es Joker sin una filosofía, sin un por qué, entiendo que el personaje ha sido sólo presentado y que va a tener mucho más tratamiento, pero igual que se han currado una presentación inicial para cada prota, me hubiera gustado algo que me explicase este Joker un poco más, esperaré a The Batman para saberlo.
No me gusta que, en una película coral, haya personajes que simplemente estén ahí para hacer bulto (Capitán Boomerang) o para justificar el CGI (Killer Croc).
No me gusta que, cuando necesitas que el malo no actúe inmediatamente para dar tiempo a «los buenos» a desarrollar la historia, lo pongas en un tejado a dar vueltas a cosas esperando pacientemente a que los héroes arreglen sus cuitas.
Lo del tejado y los cascote dando vueltas ya no me gustaba en Cazafantasmas, no me gustaba en Los 4 Fantásticos, no me gusta ahora. Es un recurso viejo y falso.
No me gusta que me vendan una película punk de malos obligados a ser buenos y que luego se acojonen y le llenen de motivaciones tiernas para que acepten interpretarlos las estrellas de turno.
Y me gusta que no te aburras en ningún momento. Una película entretenida no tiene por qué ser una buena película. Esta película no tiene ni un sólo momento aburrido y sin embargo, si le miras la estructura. Es absolutamente mejorable.
Yo quiero que Warner consiga establecer el Universo DC en el cine porque yo quiero que haya al menos dos productoras generando películas que me vuelvan loco en el cine. Así que seguiré yendo emocionado a ver Wonder Woman y Justice League. Esperando encontrarme por fin esa película DC que me emocione sin que note su estructura. Esta tampoco ha sido.